La Unión Obrera Metalúrgica (UOM) se encuentra en pie de guerra luego de que el Gobierno nacional se negara a homologar el acuerdo paritario alcanzado en junio con las cámaras empresarias. La decisión oficial, justificada en un supuesto “exceso sobre el tope oficial”, ha desatado la furia del gremio liderado por Abel Furlán, que ya ha anunciado la reactivación de su plan de lucha.
Gobierno vs. UOM: Una pulseada por el salario y el modelo sindical
Según fuentes oficiales, el acuerdo salarial, que contemplaba un incremento del 7,6% para el período abril-agosto, supera los límites establecidos por el Ministerio de Economía. Sin embargo, tanto desde la UOM como desde sectores empresarios, se insiste en que existen razones políticas más profundas detrás de esta negativa. La UOM denuncia una estrategia deliberada de ajuste al salario real y un intento de “reconfiguración regresiva del modelo sindical”, señalando al Grupo Techint como un actor clave en esta estrategia.
El secretario de Trabajo, Julio Cordero, confirmó la negativa a homologar la paritaria y descartó cualquier posibilidad de diálogo con el sindicato. Esta postura inflexible ha exacerbado aún más el conflicto, llevando a la UOM a endurecer su postura y a preparar nuevas medidas de fuerza.
Plan de lucha en marcha: ¿Se avecina un otoño caliente?
La UOM ya tiene votado y aprobado un plan de lucha que, inicialmente, se iba a activar en las empresas que no hubieran abonado la mejora salarial. Sin embargo, ante la escalada del conflicto, las medidas de fuerza podrían intensificarse. Se espera que en los próximos días el gremio anuncie nuevas acciones, que podrían incluir paros y movilizaciones a nivel nacional.
Además, la UOM ha denunciado despidos masivos en empresas del sector, como el caso de FAPESA en Río Grande, donde 85 trabajadores quedaron en la calle sin previo aviso. El gremio denuncia falta de criterio en las desvinculaciones y ausencia de respuestas claras por parte de la empresa.
La situación es tensa y el conflicto entre la UOM y el Gobierno parece lejos de resolverse. La negativa a homologar la paritaria y los despidos masivos han encendido la mecha de un conflicto que podría tener graves consecuencias para la economía y la estabilidad social del país.