El 23 de agosto de 2008, la Selección Argentina de fútbol masculino alcanzó la gloria olímpica en Beijing, un hito que cumple 16 años. Un gol de Ángel Di María selló la victoria 1-0 sobre Nigeria, otorgando a la Albiceleste su segunda medalla de oro consecutiva tras Atenas 2004. Aquel equipo, dirigido por Sergio Batista, reunió a jóvenes talentos como Lionel Messi y Sergio Agüero, la experiencia de Javier Mascherano y Juan Román Riquelme, y el desequilibrio de Di María, creando una fórmula ganadora.
El Nacimiento de una Sociedad: Messi y Di María
Más allá del oro, Beijing 2008 fue el escenario donde se forjó una sociedad clave en la historia de la Selección: la de Lionel Messi y Ángel Di María. Curiosamente, estos dos rosarinos nunca habían compartido cancha en su ciudad natal. Messi, categoría 87, ya brillaba en Europa cuando Di María, de la 88, comenzaba a destacarse en Rosario Central.
Su primera conexión se produjo en el debut ante Costa de Marfil. Un pase de Messi a Di María derivó en un gol anulado a Agüero, marcando el inicio de una sociedad que daría muchas alegrías a la afición argentina. Aquel equipo supo combinar la magia de Messi, la visión de Riquelme y la velocidad y precisión de Di María.
Un Gol para la Historia
El gol de Di María en la final ante Nigeria se convirtió en un símbolo de aquella generación dorada. Un zurdazo preciso que superó al arquero rival y desató la euforia en el banco argentino. Ese tanto no solo valió una medalla de oro, sino que también reafirmó el talento de un jugador que se convertiría en pieza fundamental de la Selección Argentina en los años venideros.
La memoria futbolera argentina guarda con cariño aquel 23 de agosto de 2008, el día en que el gol de Ángel Di María consagró a una generación y selló una sociedad que marcaría una época en el fútbol argentino.